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El criterio de verosimilitud de Karl Popper

Karl Popper adscribió a la postura que se denomina realismo científico, según la cual las teorías científicas son auténticas descripciones -si bien nunca perfectas o completas- de la realidad.
Pero el realismo popperiano asumía también una de las variantes de la tesis de la verosimilitud o verosimilitud relativa (truthlikeness, verosimilitude).
El creador de la noción de corroboración científica mantuvo siempre un criterio según el cual una teoría empírica (perteneciente a las ciencias naturales o a las ciencias sociales) que sucede a otra en una cierta especialidad o disciplina es una mejor descripción de su objeto de estudio, de la fracción de la realidad de que se ocupa.
En este sentido, el criterio de verosimilitud relativa de Popper es complementado con su idea de que la ciencia tiende, se acerca a lo largo del tiempo a la verdad como un "ideal regulador" o meta de la ciencia.
Vale decir, que según esta idea las teorías sucesoras están más cerca de la teoría verdadera (la que describe completamente su objeto de estudio y tiene todas sus -infinitas- afirmaciones verdaderas) que las precedentes.
Pero además, Popper pretendió brindar un critero de verosimilitud relativa que pudiese servir para comparar teorías a partir de su contenido de verdad y su contenido de falsedad.
Pero falló, a poco de publicado, y simultáneamente, Pavel Tichy y David Miller (discípulo de Popper, actualmente trabajando en Chile) brindaron en 1974 una demostración lógica de que el criterio de verosimilitud, similitud con la verdad o cercanía a la verdad ofrecido por el filósofo vienés fallaba.
Este criterio está pensado para comparar teorías pasadas, que ya se ha probado que son falsas (aunque se espera también que las actuales lo son), por lo que ambas tendrán ciertos enunciados, teóricos u observacionales, que son verdaderos (contenido de verdad de la teoría) y ciertos otros enunciados que son falsos (contenido de falsedad de la teoría).
Sucintamente, Popper proponía que dada la teoría A y su sucesora B, B es más verosímil que A si:
a) su contenido de verdad es mayor que el de A, en tanto que su contenido de falsedad es menor o igual que el de A, o bien
b) su contenido de falsedad es menor que el de A, en tanto que su contenido de verdad es mayor o igual.
La demostración de Miller y Tichy de que el criterio de verosimilitud de Popper falla se basa en el hecho de que al aumentar el contenido de verdad también aumenta el contenido de falsedad de la teoría.
Muy informal y brevemente dicho, si tenemos los enunciados falsos A, B y C, y se agrega el verdadero D, también serán falsos por conjunción lógica (la conjunción, para ser verdadera, requiere que cada una de las cosas que están en conjunción sea verdadera) A y D; B y D; C y D; A y B y D, etcétera.
Al mismo tiempo, David Miller y Pavel Tichy demostraron que si se supone que el contenido de enunciados falsos de B es menor que el de A, o sea que hay un enunciado X que es falso y pertenece a A pero no pertenece a la teoría científica B, hay también muchos verdaderos que pertenecen a la teoría A pero no pertenece a la teoría B, por lo que es falso que el contenido de verdad de B sea mayor o igual que el de A en este caso.
Si X es falso y pertenece a A, pero no pertenece a B, por la regla deductiva lógica de disyunción, que establece que dadas dos afimaciones aseveradas en disyunción ("esto o aquello", "vamos al teatro o al cine") basta con que una de ellas sea verdadera para que el enunciado compuesto lo sea, por lo que de una oración verdadera siempre se puede deducir su disyunción inclusiva con cualquier otra, se sigue que la disyunción de X con la verdad V1 será otra verdad que no puede existir en la teoría B, lo mismo para "X o V2", "X o V3", etcétera.
Popper admitió imnediatamente su error y desde entonces varios filósofos de la ciencia encolumnados en la vertiente del realismo científico han seguido cavilando sobre el tema de la verosimilitud, proponiendo algunos de ellos otros criterios, ya no basados en el contenido de verdad y de falsedad de las teorías, como es el caso de William Newton-Smith o Ilkka Niiniluoto, aunque ninguno de estos criterios para comparar la verosimilitud de las teorías empíricas ha prosperado de manera consensuada en la filosofía científica actual.