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Qué es la predicción científica

En las ciencias empíricas, una predicción se puede entender de dos maneras: como la operación o actividad de formular una descripción de un hecho desconocido o como la descripción misma, o sea el enunciado.

En ocasiones algunos filósofos y epistemólogos se refieren a la predicción científica -tal vez bajo la influencia de Hempel- como el razonamiento o argumento formulado para obtener una conclusión predictiva.

Pero por lo general la predicción se refiere a un enunciado, una oración descriptiva acerca de un suceso, mayormente de bajo nivel de generalidad.

Es característico de toda predicción científica que, al ser formulada como un enunciado, permanece como una conjetura su estatus cognitivo, o sea que es una hipótesis cuyo valor de verdad no conocemos todavía.

En consecuencia, es un error identificar la predicción con la descripción de un suceso futuro, pues no toda predicción se refiere al futuro.

Una predicción científica es una hipótesis, una conjetura que se formula a partir del conocimiento teórico -generalmente basado en leyes- que se posee en una cierta disciplina científica, por ello no es caprichosa ni una mera profecía.

Pero lo que diferencia una predicción científica de una profecía es que una predicción es un enunciado desconocido (en cuanto a su valor de verdad) que se formula a partir de otros conocidos, de manera condicional y justificada.

En esta definición no hay presente ningúna alusión al momento de la ocurrencia del hecho, si bien la predicción es realizada en algún momento por algún científico, pues se trata de un concepto epistemológico, cognitivo, y no metafísico.

Por ejemplo, si se parte de que todos los metales se dilatan cuando son calentados -una ley- y se toma una vara de metal para luego calentarla -las condiciones iniciales- se puede luego predecir "esta vara de metal se dilató".

Nótese que el hecho ya ha ocurrido, es pasado que se dilató, pero se trata de una auténtica predicción, un pasaje de lo conocido a lo desconocido, que luego deberá ser contrastado con la observación o el experimento (mediremos la vara para comparar el resultado de la medición con un valor anterior).

De manera que lo que siempre ocurre después de una predicción es la prueba o test de la predicción, y no el hecho.

Naturalmente, muchas predicciones se refieren a sucesos del futuro, pero también otras aluden a hechos del pasado (en el sentido de que se afirma algo cuyo valor de verdad no se conoce y en base a conocimiento teórico), y algunos autores denominan retrodicciones a algunas de ellas, aunque no por ello dejan de ser un tipo de predicción científica en el sentido especificado.

Similarmente, si decido alterar mi dieta regular con abundantes comidas calóricas, luego de un par de días, si no me he pesado, podré formular la predicción de que engordé.

De modo que, en tanto noción específicamente epistemológica una predicción es una hipótesis bien fundada, generalmente deducida de ciertos otros enunciados, que permanecerá como tal hasta que se haga una prueba o contrastación de la misma.

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Qué es la predicción científica by http://epistemicos.blogspot.com/2010/01/que-es-la-prediccion-cientifica.html is licensed under a Creative Commons Atribución 3.0 Unported License.

¿Qué es "ceteris paribus"?

La cláusula "ceteris paribus" es un supuesto que se halla presente en el desarrollo de la ciencia.
Literalmente, ceteris paribus significa "todo lo demás permanenciendo igual", y quiere decir que una predicción científica se realiza bajo el supuesto general de que no habrá ningún factor perturbador que afecte el sistema al que se refiere. Otra manera de decir lo mismo es que las variables relevantes -condiciones necesarias y suficientes para la producción del fenomeno- han sido consideradas en el argumento predictivo.
De manera sencilla, pongo a calentar la pava y espero (o formulo un enunciado predictivo) que hervirá en 5 minutos. Esta predicción se formula "ceteris paribus".
Si no se cumple esta cláusula o supuesto, ello explicará que la predicción falle, por ejemplo, si alguien apaga la hornalla o introduce hielo en ella, etc.
Una variante de la cláusula ceteris paribus es la "ceteris absentibus", que se refiere a la ausencia de factores de perturbación y puede reducirse a la primera.
Respecto del el mundo, natural o social, tendemos -como señalaba David Hume- a creer que las cosas seguirán comportándose como hemos experimentado que ocurren, pero nunca podemos tener, cognitivamente hablando, certeza de que ello será así.

El mundo, de acuerdo con la idea de universo de la física cuántica actual, no parece ser determinista, pero aún si lo fuera, siempre hay que diferenciar entre lo real extralingüísitico y el lenguaje que se emplea para referirse a ello. En este sentido, cualquier teoría o argumento predictivo siempre supone una especie de identidad estructural entre el sistema real, en tanto aislado, y los factores relevantes del mismo considerados a través del lenguaje.
Una persona se comporta de un cierto modo, una institución centenaria parece que existirá siempre, un agente económico actúa de modo regular, el sol saldrá siempre. Pero el sol es una estrella, y las estrellas se extinguen. Vivimos y actuamos con este tipo de supuestos.
Cuando un científico se halla con un contraejemplo de una teoría, o un dato parece contradecir sus hipótesis, y entonces decide incorporar una hipótesis ad hoc para mantener su teoría, y de ese modo explicar la contraevidencia, ahora convertida en una consecuencia de la teoría, ha decidido también que la cláusula ceteris paribus resultó falsa.

Por ejemplo, ante la famosa anomalía del perihelio de Mercurio (una contraevidencia para la mecánica newtoniana) se propuso en cierto tiempo la presencia de un planeta que no había sido observado (hipótesis ad hoc). De este modo, se hizo compatible la teoría con la anomalía. Al hacerlo, también se asumió que, al no considerar el planeta ("Vulcano" tuvo efímeramente por nombre) en los cálculos fallidos, la cláusula ceteris paribus había sido falsa.